¿Punto Final?

A ti y a mi nos supero el frio, se coló de a poco en nuestros seres hasta que nuestro fuego mutuo se extinguió para quedar solamente en forma de carbón, negro y frió, astilloso y olvidado. Este es el peor invierno que puede estar pasándome y no quiero imaginar que aún quedan quince días para que finalmente termine del todo. Pero viene lo peor, el nefasto septiembre con su maldita primavera, con sus suicidios y parejas hermosamente felices paseando de la mano, ¡los detesto!, detesto la forma en que su amor rebosa de sus poros para hacerse públicamente notorio, las risas, abrazos y besos, los que a mi nunca me ha tocado presenciar y vivir, se acercan en docenas, pensó Adolfo. En ese momento se encontraba trabajando, Adolfo era profesor de ciencias en la Universidad de Barcelona, en España, y en ese instante iba caminando sobre las brillantes baldosas de un pasillo que reflejaban el entorno atiborrado de arboles del patio de la universidad en un tono verdusco, un poco borroso. Se detuvo en el pasillo y del bolsillo sacó su celular. Los ojos se le volvieron espejos y a su vez un nudo en la garganta le afectaba de manera estrangulante. Solo una oración, un signo y cinco segundos fueron necesarios para destruir por completo todo lo que había guardado para la segunda oportunidad de cariño y lealtad que pretendía entregarle a Carmen la próxima vez que se volvieran a topar, «accidentalmente». Casi no se veían, la separación fue previa a aquel invierno infernal, el cual desato un frenesí de planes en la cabeza de Adolfo, Creaba cartas disculpándose y lamentando el horrendo hecho de solo haber existido en el momento de la discusión maldita que los hizo tratar de olvidarse, para luego tirarlas a la basura arrugadas en forma de bola, pero quedaban en la mente de el.

Aquel día se sentía cansado, necesitaba dormir para recargar aquellas energías las cuales gastaba mayoritariamente pensando en ella, pero Carmen llegó el seis de septiembre en forma de mensaje, desde lejos, muchos kilómetros de distancia.»¿Que quieres? deja de buscarme, ya no tengo ningún interés en ti Adolfo, yo ni siquiera te tengo en mi pensamiento…», fueron las ultimas palabras que pudo leer de la respuesta que su amada le escribió antes de que el órgano bomba casi se le detuviera. Apago el teléfono, este emitió un leve sonido. La pena lo consumió y con ella las ganas de abandonar y detonar todo lo construido en cada ámbito, haciendo perder todo menos las ganas de estar junto a la piel de Carmen, ¿cuando pasará todo esto? se preguntaba, realmente el no lo sabia. Solo quería que pasara esa sensación de inestabilidad emocional, Adolfo era el tipo de chico que se aferraba al amor como si de  un poste encerado que es inevitable no resbalarse y golpear con el culo el suelo se tratase. Ahí en el suelo era donde estaba y se decía, ya no pasará otra vez Adolfo, pero el sabia que se trataba de una mentira.

Deja un comentario